EDITORIAL BUENAS NOTICIAS MARZO 2015
Dentro del clima de convulsión que existe en nuestro país, con el desabastecimiento,
violencia y polarización que somos testigos todo pareciera cuesta arriba, más
aún cuando hacemos proyectos sociales. Sin embargo, este mes me ha acompañado
el testimonio de Germán García-Velutini con quien pude compartir en un
encuentro el pasado mes de febrero. Él fue secuestrado por 11 meses en el año
2009 y vivió una situación extrema, pero que le sirvió para renovar su
experiencia de fe, su amor por las personas y una esperanza que es sin duda un
regalo de Dios. En su libro “Dios en mi secuestro” Germán cita a San Tomás Moro
cuando dice: “Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere,
por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor”. Su testimonio es una
muestra de ello y en este mes hemos visto como todo lo que pasa es ocasión para
algo positivo.
En la ciudad de Valencia comenzamos el 02 de Marzo el diplomado en
Mecánica Básica Automotriz junto a Ford Motor Venezuela y en alianza con la
Fundación Universidad de Carabobo y el Centro de Capacitación Profesional Jesús
Obrero de Guacara, y ese mismo día Ford abría de nuevo la planta luego de
varios meses parada por falta de insumos para ensamblar vehículos. También allí
los imprevistos están a la orden del día y la dificultad de conseguir todos los
proveedores al precio y tiempo de entrega adecuados no se hizo esperar. Sin
embargo algo positivo nos estaba esperando, porque al hacer la propuesta de
este proyecto social a varias empresas hemos encontrado una gran receptividad,
y tantas ganas de apoyar e involucrarse que multiplicaron lo que nos habíamos
propuesto. Es lo mismo que viene a la mente cuando se lee la historia de Fe y
Alegría, organización con la que estamos trabajando en la formación de sus
formadores en varias ciudades del país, y que está cumpliendo 60 años de una
labor tan importante como lo es educar a niños y jóvenes en los sectores
populares del país.
Que la realidad, aún en su drama, sea
ocasión para un bien lo pudimos experimentar también en Sao Paolo, Brasil,
donde gracias a la invitación de la Asociación Aventura de Construir pudimos
entrar en las “Favelas” de esa ciudad
y ver la misma pasión que nos mueve por educar al trabajo y “Hacer Empresa”. El deseo de construir
de cada persona es el mismo en cualquier parte del mundo, al igual que la
importancia de ofrecer oportunidades y jugarse en una relación personal, donde
con una mirada a los ojos el otro entienda que te interesa su futuro. Esa
relación uno a uno, que en términos modernos parece poca cosa, es el inicio de
un cambio profundo que contribuye de manera efectiva a la construcción del bien
común.
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