EDITORIAL BUENAS NOTICIAS DICIEMBRE 2016
Una
línea desde Mérida a Carúpano es como una diagonal que atraviesa medio país;
fue así como comenzamos el mes de diciembre con la gran fiesta que fue la
llegada del Cardenal Porras a Mérida, una bendición no solo para esa querida
región sino para toda la iglesia venezolana. Allí estuvieron presentes las
Emprendedoras del Chocolate con un fantástico regalo para todos los que
pudieron participar, una ofrenda muy sentida fruto del trabajo comunitario y en
equipo que se ha generado con empresas de la región.
Luego de varios acontecimientos que
se documentan en este boletín, llegamos a Carúpano. Los primeros españoles
llegaron por esas costas y es increíble ver el contraste entre la belleza de
sus playas, montañas y riqueza de su historia, con la crisis tan profunda que
vive esa localidad: carestía, abandono institucional y violencia.
Mientras reinaba la confusión por el
improvisado cambio de billetes en el país, y ocurrían manifestaciones populares
en varias ciudades y se trancaban algunas carreteras, nos encontrábamos junto a
los amigos de Casa Franceschi visitando la comunidad de Quebrada Seca en El
Pilar, reuniéndonos con Mons. Jaime (Obispo de Carúpano), universidades,
empresarios y distintas personas de la zona. Ver el deseo de esas mujeres de
Quebrada Seca para superarse y la falta de oportunidades que tienen, más que
llevarnos a la depresión nos llenan de esperanza y ganas de construir.
Es por eso que si bien el año
comienza agitado políticamente, surge en estos primeros días de enero la voz
profética de la Iglesia y en especial las palabras de nuestro amigo Mons. Raúl
Biord Castillo: “Todos queremos ir hacia una mejor Venezuela. Abrigamos
esperanza. No es fácil decir esto en uno de los momentos más sombríos de la
historia patria… ¿Y por qué seguimos hablando de esperanza? ¿Por qué debemos
construirla? Hay que decir que la esperanza no es ingenuidad ante la situación
que se vive. No es taparse los ojos para no ver. La esperanza se opone a la
pasividad y a la resignación. La esperanza no es una ilusión que confunde los
deseos con la realidad. La esperanza no es una forma de eludir las dificultades
ni una proyección psicológica… La esperanza radica en la seguridad de la
presencia y acción de Dios, a través de la libertad humana, en el mundo y en la
historia. Es nuestra responsabilidad como cristianos, hacer crecer la cuota de
esperanza de nuestra Venezuela de hoy.”
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