EDITORIAL BUENAS NOTICIAS MAYO 2017



#YoTrabajo ha sido la campaña de @TrabajoyPersona durante el mes de mayo, que es el mes que inicia celebrando el Día del Trabajador; pero la verdad es que en este mes se ha podido trabajar muy poco en Venezuela porque ha prevalecido, en la mayoría de nuestras ciudades, la violencia, la muerte y la violación sistemática de los derechos humanos.

Cuando hablamos del trabajo nuestro punto de partida siempre ha sido tomar en cuenta los dos aspectos que éste involucra: uno objetivo, de transformación de la realidad y otro más subjetivo de descubrimiento y crecimiento personal, como bien lo explica San Juan Pablo II en el punto 9 de la Encíclica Laborem Exercens: “El trabajo es un bien del hombre —es un bien de su humanidad— porque mediante el trabajo el hombre no solo transforma la naturaleza adaptándola a las propias necesidades, sino que se realiza a sí mismo como hombre, es más, en un cierto sentido «se hace más hombre».”

Sin embargo, es importante complementar esta definición haciendo la conexión entre el valor del trabajo como “hacer” y el de la persona como “ser”. Porque es bastante difundida la mentalidad de que solo con nuestras fuerzas y voluntad, y entonces con nuestra capacidad de “hacer”, es que podemos solucionar todos los problemas (desde lo personal a lo social).

Si es así quedan dos opciones: tener éxito o fracasar. Cuando se logra el éxito, nos quedamos en el éxtasis de la celebración y pocas veces analizamos toda la ayuda que hemos recibido para alcanzarlo, entonces el problema se reduce a mantener ese estado. Y por otro lado cuando se fracasa, en el mejor de los casos, queda el aprendizaje para levantarse y seguir.

Tanto cuando logramos los objetivos o no de nuestro “hacer”, la herramienta más potente que tenemos es abrir las preguntas que nos pueden conducir a la verdad de las cosas: ¿Qué sentido tiene lo que hago?, ¿por qué lo hago?, de esta manera se puede comenzar un recorrido fascinante que nos ayuda a profundizar la relación entre nuestro “ser” y la modalidad del “hacer”, y de esta forma incluso las cosas más rutinarias o aburridas podemos comenzar a hacerlas con amor a cada detalle.

“El trabajo es una necesidad, parte del sentido de la vida en esta tierra, camino de maduración, de desarrollo humano y de realización personal”, 128. Encíclica Laudato Si´ Papa Francisco; es por ello que no podemos desconectar quienes somos de lo que hacemos.

Este es un tiempo invaluable para descubrir nuestra consistencia, verificar qué es lo que prevalece en nosotros en estos momentos de crisis, que además de social, política y económica es profundamente humana.


Alejandro Marius

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