LA CARIDAD NO PASARÁ JAMAS - Congreso Internacional Aniversario Deus Caritas Est - Cor Unum

TESTIMONIO ANIVERSARIO ENCÍCLICA DEUS CARITAS EST
26 de febrero 2016 - Alejandro Marius

Antes que nada quisiera agradecer la invitación del Consejo Pontificio Cor Unum en las personas de su secretario Mons. Gianpietro Dal Toso y el sub-secretario Mons. Segundo Tejado Muñoz. Saludo a todas sus Eminencias y Excelencias presentes y a todos los participantes de este significativo encuentro.



La caridad no es un conjunto de iniciativas para solucionar problemas sociales de la mejor manera posible. Por eso quisiera compartir con ustedes cómo reconozco que he sido objeto del amor de Dios, como El ha venido a mi encuentro y luego yo me he movido para ir al encuentro de otros.


La frase que escuché con mas frecuencia en mi adolescencia de parte de mi papá Luis Enrique Marius fue: “El que no trabaja no come”. Y no de manera teórica, porque con él descubrí lo duro e importante del trabajo manual, mientras junto a mi hermano y el resto de la familia construimos nuestra propia casa. Mi madre fue un testimonio de amor a su marido mientras ambos vivieron, al igual que de entrega y pasión por educarnos a mí y a mis 4 hermanos menores.
Por eso quiero darle gracias a Dios por haberme dado la fe y que se me haya donado gratuitamente, por el bautismo y por mis padres. Lo cual agradezco porque ha sido un punto de partida importante en mi vida viendo una experiencia de amor y trabajo.

Dios siempre ha puesto en mi camino personas y momentos claves que me ayudan a reconocerle y así entender a lo que Él me llama. Por eso comparto plenamente lo que dice la Deus Caritas Est (1): “No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva.”

Yo terminé ingeniería en electrónica en la universidad en el año 1993, me casé en el año 1997 y de esa unión nacieron 4 bellas hijas. Tuve una carrera en empresas trasnacionales muy exitosa, pero en un momento de mi vida comencé a hacerme muchas preguntas.
¿Qué significa vivir la familia viajando 20 veces al año sin poder estar con tu esposa? ¿Cómo ser un esposo, padre, amigo y ciudadano ausente? ¿De qué valen el éxito y el dinero si no tomo en cuenta el designio de Dios sobre mi vida? Al final todo me llevaba y aún me lleva a la gran pregunta sobre la vocación, del para qué Dios me llama hoy.

Otro signo importante fue mi esposa que un día me dijo: cuando ayudas a los demás los ojos te brillan más que cuando haces un gran negocio en tu trabajo. Con una esposa y cuatro hijas he aprendido a escuchar a las mujeres y saber que muchas veces tienen razón.

Y en este camino, una amistad clave fue con la Madre Cristiana Piccardo, quien en ese momento era la abadesa del Monasterio Benedictino Trapense de Humocaro en Venezuela. En muchos diálogos con ella y ensimismándome y conociendo la experiencia de San Benito y su regla de “Ora et Labora”, se fue haciendo cada vez más clara la tarea que Dios me estaba llamando. Hace más de 1.000 años, en un mundo en ruinas, la experiencia benedictina recuperó el valor de la persona y el trabajo y así sentó las bases del desarrollo de todo occidente.

Quizás no como el imperio romano en su caída, pero hoy el mundo está en una gran crisis, y Venezuela no es una excepción. Vivimos una realidad muy compleja de la cual muchos de ustedes están al tanto.

El Papa Francisco ha dicho en su viaje a mi continente que “No se aman las ideas sino a las personas” y que “las ideologías terminan en violencia hacia el pueblo”. En mi país veo como se aman más a las ideas que a las personas. Nuestro país esta polarizado y es un gran reto poder seguir lo que la lectura de hoy nos proponía: amar a nuestros enemigos.

Por todo el recorrido que mencioné antes y viendo la situación que vive mi país, decidí comenzar una obra que sirviera para educar para el trabajo a personas que han tenido menos oportunidades. Me tomó un año poder concretar la idea y conseguir como mantener en lo básico a mi familia: techo, comida, educación y salud.

Entonces hice todo lo contrario de lo que ha hecho ya más de un millón de venezolanos que se han ido de mi país. Renuncié a un trabajo en una empresa internacional italiana con un cargo ejecutivo y buen sueldo, para quedarme en Venezuela y comenzar una obra social. Así inició Trabajo y Persona en el año 2010, con mi idea de ser un monje más. Porque como me decía Madre Cristiana una vez: “ellos eran hombres como nosotros, pero hombres que sabían que Dios ha creado el mundo para que el hombre lo complete, lo perfeccione, lo realice como cumplimiento de su voluntad divina y de su eterno deseo de amor.”

El inicio no fue fácil porque yo tenía en la mente hacer un proyecto: un centro de formación para el trabajo como conocí aquí en Italia. Pero era una idea, una forma de cumplir la misión, más no la esencia. Como dice el Papa Francisco “la realidad se impone a las ideas” y fue suficiente menos de un año para que cambiaran una ley en Venezuela y esa idea se viniera abajo. Eso me exigió buscar lo que ya existía en esa área de educación al trabajo y comenzar a servirle: los salesianos, jesuitas, pequeñas congregaciones de religiosas, centros comunitarios, parroquias, etc. cualquier realidad estable con una vocación de servicio a sectores populares para educar jóvenes y mujeres para el trabajo.

Fue clave para mí en ese inicio una frase del Papa Benedicto XVI: “la contribución de los cristianos sólo es decisiva si la inteligencia de la fe se convierte en inteligencia de la realidad, clave de juicio y de transformación.” Siguiendo esto comencé a conocer personas en empresas, universidades, centros de capacitación populares, haciendo propuestas innovadoras en la educación para el trabajo. Nuevos oficios, el emprendimiento como posibilidad de auto-empleo y sinergias que no existían antes en mi país.

Me he dado cuenta que más fuerte que nuestros proyectos es Su Voluntad y Su amor hacia nosotros, que se manifiesta en cosas concretas de la vida y que nos toca seguirlas. De un amor así, que nos precede siempre y de la conciencia de nuestra necesidad de ser amados es que pueden nacer nuestras iniciativas y capacidad de amar al otro, y no al contrario.

Entonces con varias instituciones nacieron programas de Emprendimiento en Chocolatería para mujeres en situación de vulnerabilidad, Emprendimiento en muebles para jóvenes, cursos de emprendimiento en peluquería, nuevos cursos universitarios para jóvenes en mecánica automotriz y así otros que se diseñan e implementan de la mano con empresas, centros de capacitación y universidades en varias ciudades de Venezuela. Un verdadero concierto de realidades en busca del bien común en un pais donde esto no se ve con frecuencia.

Asi nacen criterios nuevos en los proyectos. Por ejemplo, en el año 2015 decidimos no aumentar los cursos y la cantidad de nuevos participantes sino profundizar en dos aspectos:
- Acompañamiento de quienes ya habían terminado los cursos, y apoyarles en acceso a materias primas, herramientas, actualización profesional, participación en eventos y micro-finanzas.
- Sostenibilidad. De la mano de KAKAO, una empresa de alto nivel en chocolate artesanal, hemos comenzado la primera colección de chocolates con impacto social y estamos transformando algunos centros de capacitación en laboratorios-escuela. No solo para la sostenibilidad económica, sino para la introducción en un trabajo productivo y de calidad.

Por nuestro trabajo dos instituciones de renombre internacional han reconocido lo que estamos haciendo en Venezuela y nuestro método de trabajo. Así ha sido el caso de Schwab Foundation del Foro Económico Mundial con el premio al Emprendedor Social del año 2015 y también de Ashoka para entrar en la red de emprendedores sociales más grande del mundo.

Y la gente se sorprendía mucho porque yo estaba contento, pero no eufórico como otros, porque al final les decía que es con mis manos pero con Su Fuerza.
En las palabras finales, recibiendo el premio, citaba a quien ha sido una persona clave en mi maduracion en la fe, Don Luigi Giussani fundador del movimiento de Comunion y Liberacion al cual pertenezco, cuando decía que “las fuerzas que cambian la historia, son las mismas que cambian el corazón del hombre”.

Y es Su Presencia, es el Dios hecho hombre con todo su amor y misericordia lo que puede cambiar de verdad el corazón del hombre y atraerlo hacía Él. El cambio comienza con un encuentro, con una persona, con doce y luego puede llegar a todos. Por eso es importante el valor de la persona y saber qué entendemos que èsta sea el centro de un programa social, de una empresa, de un gobierno o de cualquier institución.

“Qué es el hombre para que te acuerdes de él; el ser humano, para darle poder.
Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad” Salmo 8, 3-6.
Al mismo tiempo tan pecadores pero “poco inferior a los ángeles” (¿podemos imaginarnos esto?). Teniendo eso en mente y con la conciencia que cada persona es relación con el infinito, con Dios, hemos intentado realizar nuestras iniciativas.

Así ocurrió con una chica de 27 años, madre soltera que vive sola con su hijo autista de 7 años, en uno de los tantos barrios populares que circundan Caracas. Hizo el curso de chocolatería con nosotros en 2014 viajando 2 horas de ida y 2 de vuelta durante un mes y medio. Luego se mantuvo en actividades de acompañamiento e hizo el curso que diseñamos junto a una Universidad. Frente a las dificultades del país le pregunto cómo hace para mantenerse ella y a su hijo haciendo chocolates y si no ha tenido otras ofertas. Es allí cuando me confirma que le propusieron entrar en el mundo del contrabando, donde puede ganar mucho más dinero. Yo le pregunto qué ha decidido y me dice: “yo puedo ganar mucho más dinero allí, pero eso pasará y yo quiero construir un futuro para mí y para mi hijo como emprendedora del chocolate, ahora estoy en la universidad y además ¿cómo voy a ver a mi hijo a los ojos si yo me pongo a trabajar en el contrabando?”

Otro muchacho de 19 años, se queda sin su madre a los 14 y que vive en una situación de pobreza y exclusión social importante. Hace un curso breve de mecánica con nosotros y consigue trabajo pero le piden ser soplón para el sindicato, él se niega y lo echan. La familia de su novia lo ve con desprecio porque no trabaja ni estudia y él decide terminar la relación con su novia porque no quiere hacerla sufrir. Cuando se entera que yo llego a su ciudad para comenzar un nuevo curso con Ford Motor camina 15 KM (porque no logra pagarse el pasaje de bus), y me busca para pedir una oportunidad. Terminamos hablando del valor del amor con su novia, de estudiar y trabajar. Al final logra entrar al curso y su novia lo busca ahora para retomar la relación, él acepta y a los meses ella le pide para comprometerse. Logra graduarse como uno de los mejores de su clase y antes de que termine el año, viaja con su novia a Caracas y nos pide mi colaboradora Mariloly y a mi que seamos los padrinos de su matrimonio, y nos habla de sus proyectos para el futuro. Allí me entero que ambos participan en una iglesia evangélica y le pregunto: “tú sabes que soy católico, ¿qué dice tu pastor de eso?” y él me contesta que ya lo hablaron y para su pastor lo importante es que tenga a alguien que lo acompañe en su camino de fe en el matrimonio.

Una experiencia de cambio de ese tipo es la que necesita el mundo, donde todo el dinero, la ideología o el poder no lograrán llegar, porque el corazón del hombre está hecho para lo verdadero y cuando lo reconoce quiere adherirse inevitablemente.

Para mí la Deus Caritas Est es esto: que el mismo método que Cristo ha usado para encontrarme a mi, yo lo uso para encontrar a otros.


Gracias

Comentarios

  1. Gracias Alejandro por recordarme mi tarea en la vida y el conocer a tu esposa y a ti, son de los regalos que uno agradece a Dios. Desde Campeche, México te envío un caluroso agradecimiento por escribir y compartir tu vida. Yamile Novelo

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares