EDITORIAL BUENAS NOTICIAS AGOSTO 2016

“Esta santa virtud (la justicia), allí donde gobierna, promueve la unidad de las múltiples almas (de los ciudadanos), y ellos, reunidos para tal fin, hacen del bien común su señor”. Esta es la primera frase inscrita en los Frescos del Bien Común pintados en el salón de Los Nueve del Palacio Público de Siena por Ambrogio Lorenzetti entre 1337 y 1340. Todo el equipo de Trabajo y Persona en el mes de agosto pudimos conocer y profundizar sobre el valor del bien común para una sociedad, y el contraste cuando se parte del bien propio; estos frescos ayudan a entender el significado de la justicia y el bien común como pilares del desarrollo y progreso de toda sociedad, así como sus efectos en toda la vida de una ciudad. A través de estas bellas alegorías de Lorenzetti y de la misma historia de la ciudad de Siena, sale a relucir el valor protagónico que tiene cada persona y el trabajo que realiza.

En contraste, cuando el bien propio domina las relaciones personales en la familia, entre colaboradores en el trabajo, con los vecinos, entre organizaciones, hasta llegar a la política de un país, lo que domina es la tiranía y solo queda la destrucción; por eso la última parte de esta alegoría está dominada por Timor (el miedo) que sostiene esta frase: “Por querer el bien propio, en esta tierra la justicia es sometida a la tiranía, por lo cual en este camino nadie pasa sin temer a la muerte, porque se roba dentro y fuera de sus puertas”.
Cada día tenemos frente a nosotros esta elección: si le apostamos y trabajamos por el bien común o por el bien propio, allí se pone en juego quiénes somos y qué nos define.



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